El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, minimizó la reciente filtración de planes militares que involucró a su asesor de seguridad nacional, Michael Waltz. La filtración se produjo a través de un chat en la aplicación Signal, donde por error se añadió al periodista Jeffrey Goldberg, quien posteriormente hizo pública la información. Pese a la controversia, Trump defendió a Waltz y aseguró que el incidente no tiene mayor relevancia.
En una entrevista con NBC News, Trump desestimó las críticas sobre la seguridad de las comunicaciones de su administración, señalando que se trata del “único fallo en dos meses” y que “no fue grave”. También calificó a Goldberg como un “depravado”, restando importancia a la publicación en The Atlantic, donde se revelaron detalles de la filtración. Según el mandatario, “a nadie le importa un comino” este episodio, sugiriendo que se trata de una exageración mediática sin consecuencias reales para la seguridad nacional.
Por su parte, Waltz reconoció su error en una entrevista con Fox News, donde asumió “toda la responsabilidad” por la creación del chat y admitió que no verificó adecuadamente a los participantes antes de compartir información sensible. Explicó que el grupo, denominado ‘Houthi PC small group’, se usaba para coordinar operaciones en Yemen, y que desconocía cómo Goldberg terminó siendo añadido. Afirmó que este incidente le ha servido de aprendizaje y que probablemente evitará el uso de Signal en el futuro.
El escándalo ha generado preocupación en los círculos políticos y de defensa, ya que el chat contenía a figuras clave de la administración, incluidos el vicepresidente JD Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth, el secretario de Estado Marco Rubio y la directora Nacional de Inteligencia Tulsi Gabbard. La revelación de que altos funcionarios discutían planes militares en una plataforma de mensajería privada ha suscitado interrogantes sobre los protocolos de seguridad en la Casa Blanca.
A pesar de la controversia, Trump insistió en que Waltz no tiene motivos para disculparse y aseguró que su asesor “está haciendo lo mejor que puede”. Su respaldo sugiere que la Casa Blanca intentará cerrar el tema rápidamente y evitar mayores repercusiones políticas. Sin embargo, el incidente deja dudas sobre la seguridad en la comunicación de la administración y la vulnerabilidad de sus estrategias militares ante filtraciones accidentales.