Durante una conferencia en Mar-a-Lago, Florida, Donald Trump lanzó nuevas críticas hacia México, afirmando que el país se encuentra bajo el control de los cárteles. En su discurso, el exmandatario señaló que el crimen organizado opera con impunidad en territorio mexicano y reiteró su postura de que estas organizaciones deben ser designadas como grupos terroristas. La declaración surge en un contexto de crecientes tensiones entre ambos países en materia de seguridad y migración.
En respuesta a una pregunta sobre la vigilancia de la CIA con drones en México para monitorear actividades del narcotráfico, Trump expresó que su administración estaría dispuesta a colaborar con el gobierno mexicano en el combate a estas organizaciones. Sin embargo, no detalló en qué consistiría dicha cooperación ni si implicaría acciones directas por parte de Estados Unidos. “Es algo triste decirlo, y si quisieran ayuda con eso, se la daríamos”, mencionó el expresidente, sin especificar las condiciones de su ofrecimiento.
El discurso de Trump refuerza su intención de endurecer la política fronteriza y migratoria. Desde su administración, ha promovido el despliegue de efectivos militares en la frontera sur con el argumento de evitar el tráfico de drogas y personas. Además, continúa impulsando la idea de reforzar las restricciones contra la inmigración ilegal, una de las principales promesas de su campaña. En este contexto, su insistencia en declarar a los cárteles como organizaciones terroristas ha sido vista como un posible paso hacia una mayor intervención en asuntos de seguridad en México.
En el ámbito económico, Trump firmó una orden ejecutiva para la imposición de un nuevo arancel del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio. Esta medida busca proteger la industria estadounidense frente a la competencia extranjera y se aplicará de manera universal. Sin embargo, su impacto será particularmente significativo para Canadá, uno de los principales exportadores de estos materiales hacia Estados Unidos, lo que podría generar tensiones comerciales con el país vecino.
Las declaraciones del exmandatario reflejan su estrategia de cara a una posible candidatura en las próximas elecciones. Su discurso combina una postura firme contra el crimen organizado en México con medidas proteccionistas en materia económica, buscando reforzar su imagen ante su base de seguidores. No obstante, estas posturas también generan inquietud sobre las repercusiones que podrían tener en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos en caso de que retome el poder.
