TENSIÓN EN EL MAR CARIBE POR PERSECUCIÓN DE PETROLEROS CERCA DE VENEZUELA
Autoridades de Estados Unidos realizaron un operativo marítimo en aguas internacionales cercanas a Venezuela, donde la Guardia Costera mantuvo la persecución de un buque petrolero con el objetivo de interceptarlo. La información fue difundida por agencias internacionales que citaron a funcionarios estadunidenses, quienes señalaron que la operación seguía en curso. Hasta el cierre de los reportes, ni el gobierno de Washington ni el de Caracas habían confirmado oficialmente los hechos, lo que mantuvo un escenario de incertidumbre sobre el alcance y las consecuencias de la acción naval.
De acuerdo con fuentes oficiales consultadas por medios internacionales, el buque perseguido estaría vinculado a una red de evasión de sanciones relacionadas con el comercio petrolero. Funcionarios estadunidenses indicaron que se trataba de una embarcación sancionada que operaba bajo una bandera falsa y que contaba con una orden judicial de incautación emitida por un magistrado federal. Sin embargo, aclararon que el navío no había sido abordado, ya que las interceptaciones pueden realizarse mediante distintas maniobras de vigilancia aérea o marítima sin necesidad de contacto directo.
Especialistas en seguridad marítima identificaron al petrolero como el Canopus Voyager, una embarcación de gran tamaño incluida desde el año pasado en la lista de sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por presuntos vínculos con Irán. Reportes de seguimiento marítimo señalaron que el buque se encontraba vacío cuando se aproximaba a costas venezolanas. Registros previos indican que en años recientes transportó crudo venezolano con destino a Asia, así como cargamentos de petróleo iraní, lo que lo colocó bajo observación de las autoridades estadunidenses.
Versiones difundidas por medios estadunidenses señalaron que el Canopus Voyager no portaba una bandera nacional válida al momento del acercamiento de las fuerzas navales, condición que, conforme al derecho internacional, permitiría su abordaje en altamar. Pese a contar con una orden de incautación, la tripulación no autorizó la inspección y continuó su navegación, situación que fue descrita por funcionarios como una persecución activa. Este episodio se suma a recientes abordajes realizados por Estados Unidos a otros petroleros en la región, algunos de los cuales permanecen retenidos en puertos estadunidenses.
En paralelo, autoridades venezolanas informaron sobre la salida de un buque de la empresa Chevron con destino a Estados Unidos, asegurando que dicha operación cumple con la legalidad nacional e internacional. No obstante, el gobierno de Venezuela ha condenado los abordajes previos como actos de despojo y violaciones al derecho internacional, al considerar que se realizaron en aguas internacionales. Estas acciones se producen en un contexto de creciente presión política y militar, marcado por un aumento de la presencia naval en la zona y medidas anunciadas por Washington para reforzar el control sobre petroleros vinculados al país sudamericano, lo que incrementa el riesgo de tensiones y posibles incidentes en alta mar.