El gasto militar mundial registró un incremento histórico en 2024, alcanzando los 2,7 billones de dólares, de acuerdo con el más reciente informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI). Este aumento estuvo principalmente impulsado por los conflictos en Europa y la creciente tensión en Oriente Medio. La tendencia al alza también se replicó en el continente americano, donde la inversión en defensa subió un 5,8 por ciento, concentrándose en su mayoría en Estados Unidos, responsable del 90 por ciento del total en la región.
En América Central, el gasto militar experimentó un crecimiento del 31 por ciento en comparación con el año anterior. México destacó como el principal impulsor de esta alza, al destinar 16.700 millones de dólares a su presupuesto de defensa. Este aumento de 39 por ciento con respecto a 2023 obedeció, en gran medida, al fortalecimiento de la Guardia Nacional y a una mayor inversión en la Armada, dentro del marco de la estrategia gubernamental para combatir al crimen organizado. La notable expansión de recursos refleja la prioridad que ha adquirido la seguridad en la agenda nacional.
Este esfuerzo presupuestal permitió a México avanzar dos posiciones en el listado mundial de países con mayor gasto militar, situándose ahora en el puesto número 22. Brasil continúa siendo el país latinoamericano con el mayor presupuesto de defensa, con un gasto de 20.900 millones de dólares, aunque reportó una ligera disminución del 0,4 por ciento en comparación con el año anterior. La diferencia entre ambos países en cuanto a inversión se ha acortado, subrayando el creciente protagonismo de México en el panorama regional de seguridad.
El informe del SIPRI señala que la tendencia mundial de aumento en el gasto militar refleja un contexto de tensiones internacionales persistentes y de prioridades nacionales enfocadas en reforzar la seguridad interna. En el caso de América Latina, aunque la región en general no ha sido escenario de grandes conflictos armados recientes, la lucha contra el crimen organizado y la violencia sigue impulsando el crecimiento de los presupuestos de defensa, como lo demuestra el caso de México.