El K’ili, también conocido como Perico Pecho Sucio, es una de las aves más representativas de la identidad cultural y natural de Campeche. Durante generaciones, su presencia en los bordes de la selva y en áreas semiabiertas ha formado parte del paisaje cotidiano del estado, convirtiéndose en un referente vivo del entorno maya. Sin embargo, su permanencia en estos ecosistemas hoy se encuentra seriamente amenazada, al grado de ser considerada una especie en riesgo crítico de desaparecer.
De acuerdo con la Plataforma de Biodiversidad del Estado de Campeche, las principales causas del declive de esta ave están relacionadas con la deforestación acelerada y la captura ilegal para el comercio de mascotas. La pérdida de hábitat derivada del crecimiento agrícola y urbano ha reducido de forma significativa los espacios donde el K’ili puede alimentarse, reproducirse y desplazarse libremente, afectando directamente la estabilidad de sus poblaciones silvestres.
El K’ili destaca por su comportamiento social y activo. Rara vez se le observa solo, ya que suele desplazarse en grupos que pueden ir desde unas cuantas parejas hasta parvadas numerosas. Sus sonidos agudos y constantes acompañan su vuelo entre los árboles, lo que lo ha convertido en un elemento sonoro característico de la selva campechana y en un indicador natural de la salud de estos ecosistemas.
Una de las particularidades más notables de esta especie es su forma de anidar. A diferencia de muchas aves, el K’ili no construye nidos con ramas, sino que excava túneles y cámaras dentro de termiteros adheridos a los troncos de los árboles. Estas estructuras ofrecen una protección natural para sus crías, aprovechando la dureza del material como defensa frente a depredadores y condiciones climáticas adversas.
En cuanto a su aspecto físico, se trata de un ave de tamaño mediano, con cuerpo esbelto y una cola larga y puntiaguda. Su plumaje verde intenso contrasta con el pecho y el vientre de tonalidad pardo olivácea, rasgo que da origen a su nombre común. Además, presenta un distintivo anillo de piel blanca alrededor de los ojos, que le confiere una apariencia fácilmente reconocible entre otras especies de pericos.
El K’ili es una especie nativa que se distribuye desde el este de México hasta Centroamérica. En Campeche es el perico más común, presente en bordes de selva, bosques secundarios, plantaciones y zonas semiabiertas con árboles altos, aunque evita internarse en la selva más densa o en espacios completamente desprovistos de vegetación. Su dieta se basa en frutas, semillas y flores, lo que lo convierte en un actor clave para la dispersión de semillas y la regeneración de los bosques.
En términos de conservación, el K’ili enfrenta un panorama complejo. A nivel nacional está clasificado como especie amenazada, mientras que en el ámbito global se encuentra catalogado en peligro crítico. Además, su inclusión en el Apéndice I de la CITES implica la prohibición total de su comercio internacional. A pesar de que en México existe desde hace años una veda absoluta para la captura y venta de loros nativos, la demanda ilegal de mascotas exóticas continúa ejerciendo presión sobre sus poblaciones.
El caso del K’ili se suma a un contexto más amplio de riesgo para las aves en México, país que alberga más de mil cien especies y ocupa uno de los primeros lugares a nivel mundial en endemismo. La pérdida de hábitat y el tráfico ilegal representan una amenaza constante para numerosas especies, lo que subraya la necesidad de fortalecer las acciones de conservación, protección de ecosistemas y concientización social para evitar que símbolos naturales como el K’ili desaparezcan de manera definitiva.