Recientemente, el gobierno de Estados Unidos confirmó su primer caso de muerte por sarampión en una década, lo que ha generado alarma debido al aumento de brotes, particularmente en la población infantil. Este virus, conocido por su alta capacidad de contagio, ha vuelto a poner en alerta a las autoridades de salud pública, que advierten sobre la gravedad del resurgimiento de la enfermedad. Según los informes, más de 120 casos han sido confirmados en diversas partes del país, y se teme que la cifra siga creciendo.
El sarampión es una enfermedad viral sumamente contagiosa, capaz de propagarse rápidamente. De acuerdo con el virólogo José Ángel Regla Nava, una persona infectada puede contagiar a más de 18 personas, lo que resalta el potencial de expansión de este brote. Además, el virus puede sobrevivir en superficies durante horas, lo que facilita aún más su diseminación en espacios públicos y privados. En respuesta a este peligro, las autoridades han intensificado sus esfuerzos de comunicación para alertar a la población sobre las medidas preventivas necesarias.
En cuanto a la distribución de los casos, se ha revelado que un 30% de los infectados son menores de cinco años, lo que resalta el impacto que tiene el sarampión en la población más vulnerable. El 52% de los casos se presentan en niños y jóvenes de entre 5 y 19 años, mientras que un 16% de los infectados son adultos mayores de 20 años. Un factor clave que ha contribuido a la propagación del sarampión es la baja tasa de vacunación en muchos de estos grupos. De acuerdo con los datos, el 95% de las personas afectadas no habían recibido la vacuna contra el sarampión, a pesar de que en otras partes del mundo esta es una medida estándar para la protección de la salud pública.
El movimiento antivacunas, conocido como “Anti-vax”, ha ganado fuerza en años recientes, especialmente en algunos sectores de la población estadounidense. Este grupo se opone a la vacunación debido a teorías no comprobadas que vinculan las vacunas con el autismo. Este fenómeno ha sido señalado como una de las principales razones detrás del repunte de enfermedades prevenibles, como el sarampión, que había sido prácticamente erradicado en décadas anteriores gracias a la vacunación masiva.
A pesar de la controversia, los expertos en salud insisten en la eficacia de la vacuna contra el sarampión, que se administra en dos dosis. La primera dosis se aplica a los 12 meses de edad, y la segunda, como refuerzo, se aplica a los 6 años. Según los estudios, la primera dosis tiene una efectividad del 93%, mientras que la segunda aumenta la efectividad a un 97%, lo que demuestra que la vacunación es la mejor herramienta para evitar la propagación de esta enfermedad peligrosa.