MÉXICO ENFRENTA PRESIÓN DE EE. UU. PARA CONTROLAR EL FENTANILO Y AMENAZA DE ARANCELES

México se encuentra en una carrera contrarreloj para evitar la implementación de un arancel del 25% sobre sus exportaciones a Estados Unidos, impuesto por el presidente Donald Trump en febrero. En medio de las tensiones comerciales, el gobierno de Claudia Sheinbaum, en colaboración con el sector empresarial mexicano, busca alcanzar un acuerdo que permita desactivar esta amenaza económica. Mientras las negociaciones avanzan rápidamente, el gobierno estadounidense ha condicionado la suspensión de los aranceles a los avances que México logre en temas de seguridad, particularmente en el control del tráfico de fentanilo y la lucha contra el crimen organizado. A pesar de la complejidad de la situación, las autoridades mexicanas mantienen la esperanza de un acuerdo favorable, ya sea un pacto completo o, al menos, una extensión de plazo.

Desde el inicio de las conversaciones, ha quedado claro que Washington considera la lucha contra el narcotráfico y la reducción del crimen organizado como sus principales prioridades en la relación bilateral. En este contexto, México ha intensificado sus esfuerzos en este frente, con el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, como una pieza clave en la estrategia. En las últimas semanas, México ha realizado importantes decomisos y detenciones en su lucha contra las bandas del narcotráfico, buscando generar resultados visibles que favorezcan las negociaciones comerciales. De manera paralela, se han explorado diversas propuestas económicas para evitar los efectos de los aranceles, como el incremento de la vigilancia en aduanas, medidas sanitarias sobre la carne de cerdo, y modificaciones a las reglas del T-MEC para frenar la importación de productos chinos, entre otras.

El sector empresarial mexicano ha mostrado su disposición a colaborar en la creación de estrategias que disminuyan la dependencia comercial de México de China, un objetivo prioritario para Estados Unidos. Las propuestas incluyen mayores restricciones a las importaciones provenientes de Asia, especialmente de China, Vietnam y Tailandia, y una atención más rigurosa a las importaciones tecnológicas provenientes de Rusia. En este escenario, la competencia por el control comercial entre las potencias globales ha intensificado la presión sobre México para alinearse con las políticas de Washington, lo que ha aumentado la complejidad de las negociaciones. Además, las autoridades mexicanas se preparan para una serie de reuniones clave con funcionarios estadounidenses para abordar estos temas en detalle.

El panorama comercial, que anteriormente giraba en torno a la migración y los esfuerzos de México para controlar el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, ha cambiado drásticamente. Ahora, el foco está en la seguridad, y especialmente en los resultados que México pueda ofrecer en la lucha contra el tráfico de fentanilo y el crimen organizado. Mientras tanto, los responsables de la economía mexicana, como el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y la coordinadora del Consejo Asesor Empresarial, Altagracia Gómez Sierra, lideran las negociaciones económicas en Washington. La experiencia adquirida durante las negociaciones previas con la administración de Trump sobre aranceles y militarización de la frontera norte se presenta como un punto de referencia para enfrentar esta nueva amenaza.

Aunque la Secretaría de Economía ha jugado un papel central en las conversaciones con Estados Unidos, es el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, quien ha liderado las negociaciones más directas con Washington, en gran medida a través de su estrecha relación con los funcionarios estadounidenses. Sin embargo, las fuentes del gabinete mexicano coinciden en que el éxito de las negociaciones dependerá en gran medida de los avances tangibles que logre el secretario García Harfuch en la lucha contra los carteles del narcotráfico. En cuanto a las relaciones comerciales, Luis Rosendo Gutiérrez, subsecretario de Comercio Exterior, ya ha realizado visitas a Washington para establecer contacto con sus homólogos, y las próximas reuniones entre Ebrard y los funcionarios estadounidenses, como Howard Lutnick y Jamieson Greer, serán fundamentales para definir el rumbo de las negociaciones comerciales.

Este periodo de negociaciones marca un momento crítico para la economía mexicana, ya que los aranceles impuestos por Estados Unidos tendrían consecuencias devastadoras sobre las exportaciones mexicanas, afectando la estabilidad económica del país. En este contexto, el gobierno mexicano se enfrenta a un desafío complejo: equilibrar las demandas de seguridad y el control del narcotráfico con la necesidad de mantener una relación comercial sólida con su principal socio económico. La estrategia mexicana se enfoca en avanzar en ambas áreas, pero con un enfoque particular en lograr resultados significativos en el combate contra las drogas, que es lo que Estados Unidos considera como un factor clave para evitar la imposición de nuevos aranceles.

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