La floración adelantada del Maculí en Yucatán ha generado interés entre especialistas y ciudadanos, ya que este árbol es comúnmente asociado con las temporadas de sequía. Sin embargo, de acuerdo con Lilia Carrillo Sánchez, coordinadora de Colecciones y Horticultura del Jardín Botánico Regional del CICY, este fenómeno no se debe a la falta de lluvias, sino a las temperaturas más bajas y las precipitaciones que se registraron a principios de 2025.
A diferencia del año anterior, cuando la floración del Maculí fue más intensa y vistosa, este año se ha presentado de manera menos pronunciada. Esto podría indicar que la temporada de secas no será tan severa como la de 2024. No obstante, Carrillo Sánchez subraya que aunque la floración del Maculí puede considerarse un indicador fitogenético —una señal biológica que permite inferir cambios en el clima—, no es el único factor a tomar en cuenta al prever las condiciones ambientales futuras.
El comportamiento de este árbol es solo una de muchas señales que los científicos analizan para anticipar las variaciones climáticas. Fenómenos como El Niño y La Niña también juegan un papel clave en la sequía y las precipitaciones de la región. Además, estudios sobre cambio climático han advertido que la Península de Yucatán se volverá cada vez más seca debido al calentamiento global, lo que podría alterar aún más los patrones de floración del Maculí y otras especies.
Este árbol, caracterizado por sus flores de color violeta o púrpura, no es originario de Yucatán, sino de zonas más húmedas como Tabasco y Centroamérica. Sin embargo, su adaptabilidad ha permitido que sea ampliamente cultivado en parques, patios y camellones de Mérida. Existe también una variante de Maculí de color amarillo, que se asocia aún más con la sequía. Curiosamente, a pesar de la intensa sequía del año pasado, estos árboles no florecieron, lo que evidencia que la relación entre su floración y la sequía no es determinante.
Más allá de su función como indicador climático, el Maculí, al igual que otras especies arbóreas, aporta diversos beneficios ambientales. Estos incluyen la producción de oxígeno, la captura de dióxido de carbono, la regulación de la temperatura, la conservación del agua y la provisión de hábitat para diversas especies de fauna. Su presencia en el entorno urbano no solo embellece el paisaje, sino que también contribuye significativamente a la calidad del aire y la estabilidad ecológica en la región.