A tan solo un día de que entrara en vigor un arancel del 30% a productos mexicanos, México y Estados Unidos lograron un acuerdo de último minuto para aplazar la medida hasta octubre. El presidente Donald Trump anunció a través de sus redes sociales que el gobierno de Claudia Sheinbaum accedió a implementar una serie de acciones enfocadas en reforzar su compromiso con el cumplimiento del T-MEC, lo que permitió posponer la aplicación del nuevo impuesto comercial.
Entre las principales concesiones ofrecidas por México está el fortalecimiento de la lucha contra prácticas desleales de comercio, especialmente en relación con importaciones procedentes de países asiáticos. El gobierno mexicano se comprometió a unificar criterios y coordinar acciones con Estados Unidos para frenar el ingreso de productos que compiten de forma injusta, protegiendo así sectores clave como el textil, calzado, plásticos, siderurgia y minerales.
Otro eje fundamental del acuerdo es el impulso a las cadenas regionales de suministro dentro de América del Norte. México propuso colaborar para aumentar la producción de insumos estratégicos en la región, reduciendo así la dependencia de proveedores de otras partes del mundo. Esta estrategia incluye rubros como autopartes, semiconductores, minerales raros, componentes farmacéuticos y baterías, con el objetivo de consolidar una mayor autonomía económica regional.
Asimismo, el gobierno mexicano aceptó comprometerse con una agenda más estricta en materia laboral, lo que incluye realizar inspecciones en centros de trabajo, garantizar la libertad sindical y mejorar las condiciones de negociación colectiva. También se abordó la necesidad de erradicar el trabajo infantil y forzoso. Finalmente, se acordó trabajar en la agilización de trámites en los sectores médico y farmacéutico, armonizando normas regulatorias y fortaleciendo instituciones para facilitar las exportaciones dentro de la región.