A casi tres años de la eliminación del Horario de Verano en México, Yucatán podría ser el primer estado en buscar su regreso, no por motivos turísticos, sino como parte de una estrategia técnica para enfrentar la crisis energética que vive la región. La propuesta consiste en adelantar el reloj una hora de manera permanente, alineándose con el horario de Quintana Roo (UTC–5), con el fin de optimizar el aprovechamiento de la energía solar generada por sus parques fotovoltaicos.
La iniciativa proviene directamente de la Comisión Federal de Electricidad y de la Agencia de Energía de Yucatán, quienes aseguran que adelantar la hora permitiría extender el tiempo útil de producción solar hasta pasadas las 19:30 horas. Esta medida se plantea como una solución de bajo costo frente a una situación urgente: la demanda energética en la Península ya duplica la capacidad instalada, lo que ha llevado a advertencias de cortes programados si no se concreta la infraestructura pendiente.
A pesar de inversiones multimillonarias en nuevas centrales de ciclo combinado, como Mérida IV y Valladolid IV, ambas siguen sin operar por falta de gasoductos. Este cuello de botella ha generado una presión insostenible sobre el sistema eléctrico regional, que ha obligado al gobernador Joaquín Díaz Mena a sostener reuniones con autoridades federales para revisar los proyectos energéticos, con énfasis en transición a energías limpias y expansión de redes.
El cambio de horario también facilitaría la coordinación logística con Quintana Roo, especialmente para sectores como el turismo, el transporte, el comercio y el Tren Maya. Si bien aún no se presenta formalmente como iniciativa legislativa, esta propuesta podría marcar un precedente nacional al surgir desde lo local y no desde el gobierno federal. Más allá de ajustar relojes, el trasfondo del debate es cómo evitar que el crecimiento de Yucatán supere la capacidad de su infraestructura energética.