SHEINBAUM NIEGA CENSURA A LOS CORRIDOS EN MÉXICO

La presidenta Claudia Sheinbaum reiteró que su gobierno no tiene intención de prohibir ningún género musical, incluso aquellos con letras violentas, como los llamados narcocorridos. En cambio, subrayó que su enfoque está en atender las causas profundas de la violencia y en fomentar un consenso social que rechace la apología del crimen, tanto en la música como en otros medios como la televisión. La mandataria recalcó que corresponde a cada municipio y estado decidir al respecto, e invitó a abrir un debate nacional sobre el tema.

Sus declaraciones surgen tras un altercado ocurrido en la Feria del Caballo de Texcoco, donde el cantante Luis R. Conriquez fue agredido por el público al negarse a cantar corridos. De acuerdo con su representante, Freddy Pérez, el artista se apegó al reglamento establecido por el gobierno local que prohíbe este tipo de canciones. Sin embargo, su negativa provocó la furia del público, que arrojó objetos, subió al escenario y causó destrozos materiales al equipo de la banda.

Videos que circularon en redes sociales muestran a los asistentes exigiendo al cantante que interpretara corridos. Ante su negativa, el ambiente se tornó violento, interrumpiendo el espectáculo y forzando a los músicos a abandonar el escenario. El representante de Conriquez denunció que tanto el artista como su equipo fueron víctimas de una agresión injustificada, y solicitó a las autoridades que tomen medidas para evitar que este tipo de incidentes se repita en el futuro.

En un comunicado previo al evento, el propio Conriquez había advertido en su cuenta de Facebook que no incluiría corridos en su presentación, adelantando lo que sería un punto de fricción con parte del público. A pesar de esta advertencia, el desacuerdo derivó en una reacción violenta, dejando en evidencia la complejidad del debate en torno a los géneros musicales que retratan o glorifican la violencia.

Este episodio reabre una discusión nacional sobre los límites de la libertad artística, la responsabilidad social de los artistas y la necesidad de fomentar una cultura de paz desde distintos frentes. La posición de Sheinbaum apunta más a una transformación cultural que a medidas punitivas, aunque reconoce que los gobiernos locales pueden establecer sus propios lineamientos.

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